Proyecto Parroquial
Ante las situaciones de violencia y de guerra que vive actualmente nuestro mundo, de crisis medioambiental y de falta de respeto hacia los derechos humanos ha nacido en nuestra comunidad parroquia el deseo de ser signo de esperanza en que otro mundo es posible.
Con los mimbres que somos vamos tejiendo una modesta red de relaciones y creciendo desde lo que somos con nuestro aporte original y con una sensibilidad sinodal.
Esto se va haciendo posible contando con la participación activa, desde los equipos y ministerios desde los que se reflexiona y actúa y se toman decisiones de forma compartida.
Queremos vivir una fraternidad de hombres y mujeres iguales que compartimos una misma vocación-misión impulsados por la Ruah (el EspÃritu) para ser testigos del amor de Dios junto a aquellos entre los que vivimos en nuestro barrio colaborando en redes de solidaridad con otras entidades sociales y solidarias...
Poco a poco vamos ampliando las pieles de nuestra tienda con nuevas incorporaciones a la vida celebrativa y orante, a los grupos de adultos y mayores, de postcomunión, de jóvenes y nuevos educas y acompañantes de jóvenes en formación asà como grupos de voluntariado joven.
Vamos desarrollando el valor de la escucha a cada persona según sus necesidades y posibilidades mediante los procesos de acompañamiento espiritual hacia la incorporación gozosa a la vida de la comunidad. Alentamos en lo cotidiano la alegrÃa y el gozo evangélico, asà como el "buen trato" y el cuidado entre nosotros y hacia otros.
Queremos crecer en inclusión proclamando que "Todos somos Iglesia" acogiendo y ofreciendo procesos de crecimiento a personas que hasta ahora han estado al margen de la iglesia: divorciados y vueltos a casar, familias en situación irregular o personas con diversidad sexual.
Con una mayor conciencia de pertenecer a una Casa Común de la que somos también cuidadores de esa creación que nos acoge y acompaña posibilitando nuestra vida y crecimiento.
Todo lo que vivimos es un don que acogemos de la mano de Jesús que nos sigue haciendo hijos de Dios y hermanos entre nosotros.